viernes, 30 de diciembre de 2011

La esquina del juego

PARTE I

Pasado, presente, pasado.

La hora de la siesta en un barrio de clase media. Cuatro esquinas. La casa de mis abuelos maternos, mi casa, la casa de Mingo, el carnicero y el campito en el extremo final como formando una cruz del sur que me llevaría años más tardes, premonitoriamente, hacia sur.

El campito, el lugar deshabitado jurisdiccionalmente pero habitado en las tardes por un grupo de chicos y chicas que lo convertíamos en campo de juegos, era lugar de reunión para la toma de decisiones. Era la esquina de mi casa o era el campito. De ahí se decidía como en una cofradía, como en un ritual, el destino de aventura diario: el parque, la plaza, la tapera, el cementerio o la casa abandonada. Se votaba y se iba donde ganaba la mayoría. Recuerdo que corrompía a dos varones para que votaran el mismo destino que yo y luego les “pagaba el favor” con figuritas, canicas, chicles jirafas o ranitas de chocolate. Qué raro, nunca me pidieron un beso. Pasado, presente, pasado.

El cuerpo, la movilidad, la transpiración, las caídas, los golpes, las raspaduras de codos y rodillas, los moretones en las tibias, las pinchaduras con espinas y rosetas, la ortiga ácidamente sacudiéndonos las piernas. Nos gustaba, casi masoquistamente, era la marca del haber hecho, la marca del formé parte de eso. La naturaleza en contacto directo literal con los cuerpos. El verde es mi color favorito. Éramos un equipo vital desarrollándonos en plena sintonía con el espacio abierto, vegetal.

Nos dirigíamos los unos a los otros a través de la palabra y del sonido: el grito, el chiflido, la palabra secreta, el código, la onomatopeya. Nos tocábamos el timbre o golpeábamos las manos en la puerta de la casa. Nos buscábamos corporalmente; con el significado de poner el cuerpo en el juego y todos jugábamos. El quemado, el elástico, la rayuela, la mancha, la escondida, el ring raje, la trepada a paredones y árboles, la soga, la payana, el yoyo, las andadas en bicis y patines. El cuerpo fuera de sí. El cuerpo puesto en movilidad. Salga como salga. Se mueva como se mueva. No había vergüenzas, ni competencias impúdicas. Todos jugábamos a ser.

La vereda hoy tiene las mismas marcas y quizás otras. Hace un tiempo viajé a esa esquina y constaté que nuestros nombres siguen escritos. El jeroglífico de la infancia, década del 80.

15:15 hs

que así te pienso

irrepetidamente

tintineante

en mi corteza cerebral

que así te espero con

ramos de mis manos

entalldas de flor

que así te aguardo

patente detrás de

la misma puerta

cuando se cerró golpeante

rebotando

en este tórax

que de pieles

se viste

y se adormece latiendo

que así me veo

para vos, que así las luces

en acción

de neón no se apagan

que ya no encuentro ...

Soledad

me falta una soledad más

si, porque conté bien

y me falta una

y el que la encuentre

por ahí dígale

por favor

que vuelva

la necesito

la extraño

sin ella me siento

sola

muy sola

soledad, si me estás escuchando

volvé, prometo

no hacerte más a un lado

prestarte mis musculosas

y mis zapatillas de lona

no te voy a hacer callar más

está bien, si, ya sé

me gusta hablar a mi y tener la razón

pero es verdad lo que vos me decís siempre

antes de que vos llegaras

yo ya estaba sola

pero ahora que te fuiste

¿qué voy a decir?

volveme en mí

vente conmigo...

soledacita...

Notas para un veredicto

En un paredón descascarado y con la insignia política del PC, hay un esténcil de una mujer de los años `40 diciendo “chúpenla” en letras cursivas. Rosa Ceballos pasa por allí todas las mañanas después de barrer las calles. Con los ojos moretoneados. Llora para adentro. No quiere llegar a su casilla, no quiere ver a sus hijos. No quiere más al Roberto.

La sombra de su sombra la abandona, las manos turbias en su cuello, puños ebrios son su desayuno. “Quiero un desayuno americano”-pensaba- mientras recibía los acordes graves del instrumento más desafinado. Crecía, adentro, un solo de Mozart, volumen in crescendo, “escuché esto alguna vez”- dijo - y con la valentía que le valió la vida, le explotó la cabeza al Roberto con una pala de jardín.

“Chúpenla”- masculló- santificada.

sábado, 30 de julio de 2011

15:15 hs

que así te pienso

irrepetidamente

tintineante

en mi corteza cerebral

que así te espero con

ramos de mis manos

entalldas de flor

que así te aguardo

patente detrás de

la misma puerta

cuando se cerró golpeante

rebotando

en este tórax

que de pieles

se viste

y se adormece latiendo

que así me veo

para vos, que así las luces

en acción

de neón no se apagan

que ya no encuentro

el hilo de la conversación

porque la música

convive entre los dos

como mensajera

como instigadora de reunión

que así me encuentro

ferviente anclada

de pies y manos

retumbada

ensordecida

atravesada

por las horas

que llevo contadas

por la creciente tarea

del recuerdo que no me permite

abrir camino

al andar

que así me valgo

de esta inútil mudez

o de esta blanca

forma de escribir

casi como en blanco y negro

casi como de cinta cineasta

aguavieja piesdetacos

fantasmadesol

así me vuelco en mi cuerpo

una noche helada

para quererme sola

sin ninguna audición

domingo, 24 de julio de 2011

inocencia

nunca la inocencia se preserva lúcida/en la niñez es desconcierto o extrañeza/la manzana no es símbolo de tentación sino la misma inocencia/te arremte invisible bajo formas naturales/en el ojo de lupa,en el olfato marino,en la audición de ecos se esconde la reverencia que devela/la inocencia es la excusa de los cobardes

mujer espera

Deseando que vengas pronto, deseándote a través de un frote de lámpara de Aladino, de un rezo nocturno, de un deseo en la cara de la moneda bajo la fuente, del cruce de dedos, de un mensaje en la botella, de un acto a cumplir por promesa… como un s.o.s … esperándote y así es. Venís.

1992. Estrenando mi habitación de adolescente, la disfruté poco. Todavía huelo el techo de madera y la última tarde de lluvia. Ventana a la calle. Podía ver cuándo los pibes del barrio estaban llegando a la esquina de mi casa. Reunión.

Sintonizando un dial diferente, no uno popular. No recuerdo el nombre de la radio. Doce años. Nunca escuché cumbia. Jugué poco con muñecas. El parque era mi lugar. ALIVE, primer tema. No quería salirme. Entré.

1993-1994. Alto valle, territorio desconocido. Casi de película. Extraño; y la gente también. Primera parada, Allen. Desierto, calor, inhóspito. Mamá y yo paradas en el patio, sin algo verde, secas la piel y el corazón. Papá, cavando el túnel que nos salvaría. Volveríamos? No. La Patagonia, lugar mágico, que atrae grandes metales preciosos. Nos quedamos. Único lugar protegido. Secundaria, 1º año. Más grunge y rock. Sangre tabacalera, primeros cigarros. Pero no alcohol, qué extraño, ahora que lo pienso.

1994 a la fecha. Segundo destino. Cipolletti. Resto de la secundaria. NO a Nirvana, por supuesto. El centro me parecía una galería tren fantasma, nunca había nadie. La plaza, el pool, el grupo de pibas vestidas de negro, pintadas de negro, teñidas de negro. Peleando, fumando y bebiendo. Éramos temidas. Ahora somos “sweetes ladys mama´s”. Incursioné en atletismo, fui una de las mejores de la provincia. Me enamoré del cigarro y nunca le metí los cuernos. NO a Nirvana, por supuesto. Mis amigas y yo escuchábamos Guns, Metallica, Zeppelin pero solo yo, Pearl Jam.

La vida me continuó por las letras (y la docencia), el arte y la música. Solo practico lo primero, por amor y vocación. Para las otras dos nací sin talento pero como hoy todo es posible, quién sabe…

Un amigo nocturno escuchaba Pearl Jam. Nos conocimos una noche en un bar donde solo se permitía buena música. Amigos, si. Nuestra amistad duró poco. Murió de sobredosis.

Desde donde estés, en noviembre tocan. Mi primera vez, si la vida lo permite. Salud!

viernes, 22 de julio de 2011

Dormir de pie

Si pudieras dormir de pie

en el fondo de la cama

junto al último almohadón acomodado

sería más prudente

la noche.

Si pudieras quizás

acurrucarte

como una bola felina

en mis pies descalzos

sería más caliente

el aliento

de la mañana.

Si cerraras tu boca

de un tirón

acorde a la palmada

en tu espalda

podríamos tal vez

encontrarnos en el mundo

de las sábanas

más seguido.

Te cuento que compré

pasajes para todo el año

y me hicieron un descuento

de invierno

por los lunares

de mi espalda

que cotizan valor

café, habanos y tinto.

En ese decidirme,

si mudarme al sillón

o de domicilio,

caigo en la cuenta

que se aproxima

la primavera

y mi cáliz adquiere

un color de interrogantes

¿ubbi sunt?

Amanece

los síntomas se corresponden

con lo pálido de la piel

es un deceso

que nace cada mañana

cuando consciente

reitero el respiro

uno tras otro

a propósito

para saberme

viva

y la marcha

se enciende

como en un off

automático

programado

cuántas gotas

caben en las palmas

de las manos al lavarme la cara?

las mismas que bebo

de la copa nocturna?

o casi las mismas

que brotan de los ojos

que no te ven?

repetitivamente

desde el auricular

sweetest thing

como un flagelo paralelo al

cordón de las mismas calles

que transito

no hay recta final

las paralelas no se juntan

como no se juntan

el pez y el albatros

como no se juntan

la montaña y el mar

como no se juntan

mi animalez con tu huida

los síntomas

no tienen remedio

no hay cuesta arriba

no hay tierra

con pies plantados

no hay cabeza

independiente

es casi la hambruna

insesante

de postrarme sentada

a esperarme

de vuelta.

miércoles, 6 de julio de 2011

suministros diarios

la peor realidad es la que se te convierte en recurrencia adentro tuyo, esa que dejaste ir y que migró para estar junto a otro cuerpo

mitad de semana y el cuerpo me habla de vos/ la sensación más fútil como la mano en alto para saludarte/se convirtió en el vicio más prudente

vos allá, yo acá...acordes en do menor separan las kilómetros fríos que distancian aun más nuestros encuentros, tratando de llegar a la cima me pregunto por qué la cotidianeidad se torna un almanaque tachado...

jueves, 30 de junio de 2011

Democracia, Libertad, Derechos, Identidad

CEM 35

LENGUA Y LITERATURA

TEMA: OPINIÓN Y Argumentación 9 de julio.jpg

PELÍCULA EVA & LOLA eva&lola.jpg

Guía para pensar, reflexionar y debatir

En el marco de celebrarse, el próximo 9 de julio, un nuevo aniversario de la declaración de la independencia de nuestro país y luego de haber visto la película, los invito a pensar y a reflexionar acerca de temas que nos conciernen y nos identifican como argentin@s: libertad, democracia, identidad, libre expresión, soberanía, respeto.

Les propongo que relaten un texto argumentativo, incluyendo todos los procedimientos estudiados hasta ahora – ejemplos, analogías, definiciones, citas de autoridad, refutaciones, reformulaciones, etc - uniendo las respuestas que les disparan los siguientes interrogantes y conceptos claves. Traten de evitar contestar por separado, confeccionen un texto personal, crítico y subjetivo.

· Sin consultar fuentes bibliográficas desarrollá según tu parecer- y lo visto en la peli- las definiciones y características de los siguientes conceptos: Identidad- Desaparecido- Apropiación- ESMA- Madres de Plaza de Mayo

· Explicar - de acuerdo a lo que sabés de la Dictadura Militar en Argentina - la frase que le menciona el Oso a su “hija” cuando esta lo va a visitar por primera vez a la clínica: “No hay justicia en este país. Nadie entiende nada” y otra frase cuando ella le lee la carta de su verdadera madre, el Oso le responde: “Qué feo, qué feo. Estoy harto de ustedes, los desaparecidos

· ¿Cuántos “diálogos” mantiene Eva (Celeste Cid) con su padre imaginario? ¿Cuál sería la temática principal de cada diálogo? De acuerdo al último diálogo, ¿Qué es un BONO PRO 4?

· ¿Por qué crees que Lola se tiñó y cambió el color de su cabello? ¿Qué simboliza?

· ¿Qué significa en la escena final el número pegado en la cámara?

· ¿Crees que la conversación acerca de “los detenidos-desaparecidos” que mantienen los 4 personajes en la cena navideña es natural o forzada? ¿Por qué crees que hablan del tema sin enojarse entre ellos, sin pelearse, sin reclamos, sin reproches?

· ¿Qué simboliza la frase que emite Eva (Celeste Cid) mirando a la cámara, en la escena que está leyendo la carta que le escribió a su papá: “Y aquellos que no se dan por aludidos”?

· ¿En qué momento de la peli, crees que Lola-Dolores, deja de ser Lola-Dolores y se convierte en Eva?

· La falsa madre de Lola, cuando ve a la abuela en la televisión grita: “Si hubieran cuidado mejor de sus hijos, no hubiera pasado esto”; ¿cómo interpretás esta frase?

· ¿Qué simbolizan las “bombachas rosas” en el contexto de la Navidad y según los personajes de Eva y Lola? Y si lo relacionaras con la letra del tema “Bombachitas rosas” de Las Pelotas- banda de rock argentina- ¿cobra el mismo significado?

Bombachitas rosas ( http://www.youtube.com/watch?v=EGQ_P_r56nw )

Muchos días quise hablar
muchas sombras hay acá
cuando te busco no estas
cuando te encuentro te vas
te vas
 
Si sabes que voy a hacer
no me quieras convencer
siempre mirando hacia atrás
nunca, nunca entenderás
nunca entenderás
 
Entras en mi casa hoy
tenés miedo a lo que soy
tu sonrisa se me va
si sabes muy bien a donde
voy
a dónde voy
 

· Interpretar de modo personal la letra de la canción “La niña rabiosa” http://www.youtube.com/watch?v=foEmK6PxpHg : escena de la actuación de Lola y Eva en el teatro: cantan la canción:

Qué será de ti, niña de fantasía... dos ojos cerrados, contra el mundo, la niña rabiosa, te escupe la herida, te grita, te saca la lengua y te mira, llorando furiosa, se ríe, camina, se pone violenta, se saca, delira, la niña rabiosa te muerde, te irrita, la boca se abre, te aprieta, te tira, te muestra los dientes, derrama saliva, te insulta con odio, no tiene salida “♪ (música de Christian Basso, letra de Deborah Turza)

· ¿Quién es la niña rabiosa? ¿Por qué realiza esas acciones? ¿Qué relaciones podés establecer con el desenlace de la película?

· ¿Cómo relacionarías la independencia lograda el 9 de julio de 1816 con la llegada de la democracia en 1983? Es una pregunta muy general, es por eso que podrías investigar un poco más y realizar una conclusión de acuerdo a tu posición actual de adolescente en el año 2011.

· Algunos links informativos:

http://www.elortiba.org/bayer1.html

http://www.historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/viewFile/202/190; http://www.argentina.gov.ar/argentina/portal/paginas.dhtml?pagina=397

http://www.jgm.gob.ar/paginas.dhtml?pagina=1

Para más información acerca de la película: http://www.evaylola.blogspot.com/

viernes, 3 de junio de 2011

Actividad para el curso virtual...."Lo que el Huevo no dijo"

Actividad Módulo III http://www.rionegro.com.ar/diario/rn/nota.aspx?idart=635352&idcat=9525&tipo=2

Guión literario

ACTO I

Escena uno.

La ciudad de General Roca está fantasmalmente deshabitada a las 6 a.m…algún que otro taxi deja verse en medio de la neblina que proviene de las chacras aledañas…algo huele mal en el ambiente veranista. Así como una especie de presentimiento nocturno, esos de cuando se vuelve solo a casa.

Escena dos.

En el barrio Tiro Federal, el Huevo, a sus 49 años, era conocido, y cuánto…

A las 7.55 a.m, el Huevo baja de su camioneta Peugeot Partner, para dirigirse al interior de su vivienda, ubicada en la calle Ameghino 2.807. De repente el silencio del barrio quedó interrumpido por el sonido de tres disparos que impactaron en el cuerpo del Huevo. Pero el Huevo no se quebró.

-“¡¡¡ Nooooo, la concha de tu madreeeee!!!”-logra gritar todavía con fuerzas, el Huevo, tendido en la vereda, casi inmóvil.

Escena tres.

Sale semidesnudo, en calzoncillos, su hijo. El hijo del Huevo era, como su padre, puntero político. Juntos compartían el placer por solidarizarse con el pueblo. Y el pueblo ya no les creía.

-“Viejooooooo, ¡qué mierda pasó!, ¡Dónde, dónde está el hijo de puta!, ¡quién te hizo esto!”- aullaba entre lágrimas que comenzaban a nacer en medio de la madrugada roquense.

Fue su propio hijo el que lo trasladó al hospital Francisco López Lima, y el primero en enterarse de boca de su padre que el atacante había sido Juan Siré.

En el hospital faltaban camas. Pero era el Huevo!, había que conseguirle una, sino…

ACTO II

Escena uno.

Horas después, en la calle Perito Moreno al 3400 se estaba realizando la detención del sospecho, quien se entregó a los uniformados sin oponer ningún tipo de resistencia.

-“¿Cómo andan muchachos, qué neblina no? Jajaja, va a haber un sol de puta madre en un rato, acuérdense.-“dijo Siré con acento presagiador.

Los policías lo conocían. Estaba cumpliendo una condena, pero salía con el beneficio de salidas diarias.

Uno de los policías, el más jovencito pensaba para sí,- “¿Por qué no fui maestro, profesor o músico?”, mientras esposaba las muñecas de Siré y se acordaba de su maestra de 7º grado.

Escena dos.

El pueblo recordaba lo que había acontecido hace diez años atrás en la casa del Huevo; la muerte dudosa de Nancy Siré, hermana de Juan. La memoria del pueblo, aunque incómoda y taciturna, aún funcionaba. Diez años. Memoria.

ACTO III

Escena uno.

20 hs. Noche helada.

El vocero judicial, emitió:

“-Señores, el detenido Juan Siré salió del penal a las 8:10 a.m y el señor Ramos, ingresó al hospital a las 8:07 a.m, por lo tanto el sospechoso saldrá en libertad hasta que se demuestre lo contrario, buenos noches-“, se marchó hacia el interior de la comisaría masticando el filtro del cigarrillo.

Escena dos.

El Huevo, cual gladiador romano invencible, está sentado en el sillón de su casa, mirando el canal local de noticias. Al costado, sobre una mesita, enfundada, un arma cargada.

La cara redonda y blanca de la periodista apareció en la pantalla. Frente a la Unidad 21, las cámaras mostraban la salida de Siré.

“-Estamos viendo cómo Siré y su abogado salen con pasos acelerados, vamos a ver si podemos conversar con ellos…Siré, Siré,… cuéntenos qué tiene para decir?”-chilló la periodista.

“- Me tomaron muestras de mis manos, no hay nada, yo no le disparé a Ramos, ¡lo juro por Nancy! Mi hermana murió adentro de su casa, y… ahora qué quiere de mí?”

Escena tres.

El Huevo, se caga de risa, mientras mira la cara de susto de Siré.

-“No sé, no sé, hermano…pero el puesto de concejal va a ser mío, cueste lo que me cueste”- masculló entre risas el Huevo.

Guión técnico:

Acto I

Es de noche. Calles oscuras y con neblina. La cámara enfoca a los pocas taxis que circulan. La luz de las ópticas de los taxis corta la neblina y forma un haz.

Ruido del motor del vehículo.

Ruido de los disparos.

Primer plano del cuerpo de Ramos, primer plano de la cara del hijo

Gritos.

Luces de las casas comienzan a encenderse

Música de fondo en el auto

Propaganda política en la radio

Sirenas al llegar al hospital

ACTO II

Música de fondo alguna de Calle 13 o Cordera, con tinte social.

ACTO III

Música de noticiero de fondo

Risas fuertes

semioscuridad

viernes, 27 de mayo de 2011

Curso: La literatura en la era digital: propuestas para trabajar con las netbooks; www.educ.ar Módulo II , opción a) Imagen de los aborígenes america

Actividad pensada para un 5º año de la escuela secundaria:

A partir del siguiente texto, La conquista de América; el problema del otro, Tzvetan Todorov, el cual puede ser leído desde estos dos links, http://books.google.com.ar/books?id=mymzZ14iRdMC&pg=PA108&lpg=PA108&dq=malinche%2Btzvetan+todorov&source=bl&ots=rZUJM4j4YV&sig=Hu0ootCm_9rShSFySGgrcstwL5U&hl=es&ei=YR3gTbKoDMS3tgfapIT6CQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=1&ved=0CBYQ6AEwAA#v=onepage&q&f=false

http://diario-a-bordo.lacoctelera.net/post/2007/07/14/-cuestion-del-otro-tzvetan-todorov-sobre-primeros

se propone, a partir del eje “la imagen de los aborígenes americanos (desde la mirada europea)”; más precisamente partiendo de la figura de la mujer indígena: la Malinche o su traducción al español, María, analizar los siguientes subejes:

1) Quién fue la Malinche, etimología del nombre. Qué papel cumplía entre los aborígenes y cómo pasó a ser la intérprete.

2) El poder de la mujer aborigen y el poder de la palabra. Palabra náhuatl vs palabra europea.

3) Doble relación -de poder y amorosa- con dos hombres: Moctezuma vs Cortés. Destino de ambas realidades: la aborigen y la europea.

4) Las miradas masculinas sobre el accionar de la Malinche.

5) Las opiniones de la crítica: la Malinche como “traicionera” o “entregadora”.

6) La religión y la política o relaciones de “diplomacia” entre los europeos y aborígenes, mediados por la figura de la Malinche.

Luego del análisis de estos subejes se espera que puedan ser unidos en un texto y darle forma en diapositivas mediante un power point.

Otra opción es que tomen la imagen de la Malinche y la comparen con alguna otra figura femenina de la historia latinoamericana, por ejemplo, Eva Duarte de Perón, Juana Azurduy, entre otras y a través de un texto se logre aunar similitudes y establecer diferencias entre el accionar y el pensar de cada una de ellas.

viernes, 20 de mayo de 2011

Puzzle, Julio Cortázar

V. Puzzle

A Rufus King

Usted había hecho las cosas con tanta limpieza que nadie, ni siquiera el muerto, hubiese podido culparlo del asesinato.

En la noche, cuando las sustancias se sumergen en una identidad de aristas y de planos que sólo la luz podría romper, usted vino armado de un cuchillo curvo, de hoja vibrante y sonora, y se detuvo junto a la habitación. Escuchó, y al no hallar más réplica que la del silencio, empujó la puerta; no con la lentitud sistemática del personaje de Poe, aquel que le tenía odio a un ojo, sino con alegre decisión, como cuando se entra en casa de la novia o se acude a recibir un aumento de sueldo. Usted empujó la puerta, y sólo un motivo de elemental precaución pudo disuadirlo de silbar una tonada. Que, no está de más decirlo, hubiera sido Gimiendo por ti.

Ralph solía dormir de costado, ofreciendo un flanco a las miradas o los cuchillos. Usted se acercó despacio, calculando la distancia que lo separaba del lecho; cuando estuvo a un metro, hizo alto. La ventana, que Ralph dejaba abierta para recibir la brisa del amanecer (y levantarse a cerrarla por el mero placer de dormir nuevamente hasta las diez), permitía el acceso a los letreros luminosos. Nueva York estaba rumorosa y llena de caprichos esa noche, y a usted le causó gracia observar la competencia entablada, sin cuartel, entre las marcas de cigarrillos y los distintos tipos de neumáticos.

Pero ése no era momento para ideas humorísticas. Había que concluir una tarea iniciada con alegre decisión y usted, hundiéndose los dedos en el cabello y echando ese cabello hacia atrás, se resolvió a dar una puñalada a Ralph, ahorrando todo preliminar y toda mise en scène.

Acorde con tal principio, usted puso el pie derecho en la alfombrita roja que señalaba el emplazamiento justo del lecho de Ralph (claro está que un paso hacia delante); olvidándose de los carteles luminosos, giró el torso hacia la izquierda y, moviendo el brazo como si estuviera por lanzar un tiro de golf, enterró el cuchillo en el costado de Ralph, algunos centímetros por debajo del sobaco.

Ralph se despertó en el preciso instante de morir, y tuvo conciencia de su muerte. Eso no dejó de agradarle a usted. Prefería que Ralph comprendiera su muerte, y que la cesación de tan odiada vida tuviera otro espectador directamente interesado en ello.

Ralph dejó huir un suspiro, y luego un quejido, y después otro suspiro, y después un borborigmo, y nada quedó en el aire que pudiese hacer dudar de que la muerte había entrado junto con el cuchillo y se abrazaba a su nueva conquista.

Usted desenterró la hoja, la limpió en su pañuelo, acarició suavemente el cabello de Ralph —lo cual era una ofensa premeditada— y fue hacia la ventana. Estuvo largo rato inclinado sobre el abismo, mirando Nueva York. La miraba atentamente, con gesto de descubridor que se adelanta visualmente a la proa de su navío. La noche era antipoética y calva. Allá abajo, siluetas de automóviles regresaban a condición de escarabajos y luciérnagas por el imperio del color y la hora y la distancia.

Usted abrió la puerta, la cerró otra vez, y se fue por el corredor, con una dulce sonrisa de ángel perdida fuera de los dientes.

—Buen día.

—Buen día.

—¿Dormiste bien?

—Bien. ¿Y tú?

—Bien.

—¿Tomas el desayuno?

—Sí, hermanita.

—¿Café?

—Bueno, hermanita.

—¿Bizcochos?

—Gracias, hermanita.

—Aquí tienes el diario.

—Lo leeré, hermanita.

—Es raro que Ralph no se haya levantado aún.

—Es muy raro, hermanita.

Rebeca estaba frente al espejo, empolvándose. La policía observaba sus movimientos desde la puerta de la habitación. El agente con rostro de pajarera celeste tenía un modo sospechoso de mirar, presumiendo culpabilidades desde lejos.

El polvo cubría las mejillas de Rebeca. Se maquillaba de manera mecánica, pensando todo el tiempo en Ralph. En las piernas de Ralph, en sus muslos lisos y blancos. En las clavículas de Ralph, tan personales. En la manera de vestirse de Ralph, su artístico desaliño.

Usted estaba en su habitación, rodeado por el inspector y varios detectives. Le hacían preguntas, y usted las contestaba, hundiéndose la mano izquierda en el cabello.

—No sé nada, señores. Ayer a la tarde lo vi por última vez.

—¿Cree en un suicidio?

—Lo creería si viese el cadáver.

—Quizá lo encontremos hoy.

—¿No había huellas de violencia en la habitación?

Los agentes se maravillaron de que usted se pusiera a interrogar al inspector, y eso le produjo a usted una inmensa gracia. El inspector, por su parte, no salía de su asombro.

—No, no hay huellas de violencia.

—Ah. Pensé que podrían haber encontrado sangre en el lecho, en la almohada.

—Quién sabe.

—¿Por qué lo dices?

—Aún falta algo por hacer.

—¿Qué cosa, hermanita?

—Cenar.

—¡Bah!

—Y esperar la llegada de Ralph.

—Ojalá llegue.

—Llegará.

—Hablas con firmeza, hermanita.

—Llegará.

—Me convences.

—Te convencerás.

Fue entonces que usted pasó revista a algunos acontecimientos. Lo hizo aprovechando un alto en el asedio policial.

Usted recordó cómo pesaba. Usted se dijo que la destreza había sido un factor importante en la obtención del resultado. El corredor, al amanecer. Y el cielo plomizo, cargado de perros ambulantes color manteca.

Habría que dar pintura a alguna jaula de pájaros, pronto. Comprar una pintura carmesí, o mejor bermellón, o mejor aún púrpura, aunque quizá el color por excelencia fuese el violado. Pintar la jaula de violado, utilizando el pantalón y la camisa que ahora reposaban junto a una cosa.

Segundo: Usted pensó en la necesidad de comprar arena, fraccionarla en gran cantidad de paquetes de cinco kilos, y llevarla a la casa. La arena serviría para contrarrestar derivaciones de orden sensorial.

Tercero: Usted pensó que la tranquilidad de Rebeca debía tener orígenes neuróticos, y empezó a preguntarse si, después de todo, no le habría hecho un señalado favor.

Pero, claro está, esas cosas no podían averiguarse claramente.

—Adiós, sargento. —Adiós, señor.

—Feliz Nochebuena, sargento.

—Lo mismo le digo, señor.

La casa sola, y sus dos ocupantes.

Rebeca puso la tapa a la olla de la sopa. La puso despaciosamente. Usted estaba en el comedor, oyendo radio, a la espera de la cena. Rebeca miró la olla, luego la fuente de ensalada, y después el vino. Usted criticaba mentalmente a Ruddy Vallée.

Rebeca entró con la bandeja, y fue a sentarse en su sitio mientras usted cerraba el receptor y ocupaba la silla de la cabecera.

—No ha vuelto.

—Volverá.

—Puede ser, hermanita.

—¿Es que acaso lo dudas?

—No. Es decir, quisiera no dudarlo.

—Te digo que volverá.

Usted se sintió arrastrado hacia la ironía. Era peligroso, pero usted no se arredraba.

—Me pregunto si alguien que no se ha ido... puede volver.

Rebeca lo miraba a usted con una fijeza increíble.

—Eso es lo que yo me pregunto.

A usted no le gustó nada esa respuesta.

—¿Por qué te lo preguntas, hermanita?

Rebeca lo miraba a usted con una fijeza increíble.

—¿Por qué suponer que él no se ha ido?

A usted se le estaban empezando a erizar los cabellos de la nuca.

—¿Por qué? ¿Por qué, hermanita?

Rebeca lo miraba a usted con una fijeza increíble.

—Sirve la sopa.

—¿Por qué he de servirla yo, hermanita?

—Sírvela tú, esta noche.

—Bueno, hermanita.

Rebeca le alcanzó la olla de la sopa, y usted la puso a su lado. No sentía ningún apetito, cosa que usted mismo había previsto.

Rebeca lo miraba a usted con una fijeza increíble.

Entonces, usted levantó la tapa de la olla. La fue levantando despacio, tan despacio como Rebeca la había puesto. Usted sentía un extraño miedo de descubrir la olla de la sopa, pero comprendía que se trataba una mala jugada de sus nervios. Usted pensó en lo bueno que sería estar lejos, en la planta baja, y no en el último de los treinta pisos, a solas con ella.

Rebeca lo miraba a usted con una fijeza increíble.

Y cuando la tapa de la olla quedó enteramente levantada, y usted miró el interior, y después miró a Rebeca, y Rebeca lo miró a usted con una fijeza increíble, y miró después el interior de la olla, y sonrió, y usted se puso a gemir, y todo decidió bailarle delante de los ojos, las cosas fueron perdiendo relieve, y sólo quedó la visión de la tapa, levantándose despacio, el líquido en la olla, y... y...

Usted no había esperado eso. Usted era demasiado inteligente como para esperar eso. A usted le sobraba de tal manera la inteligencia que el excedente se sintió incapacitado para seguir viviendo en el interior de su cerebro y decidió buscar una escapatoria. Ahora, usted hace números y más números, sentado en el camastro. Nadie consigue arrancarle una sola palabra, pero usted suele mirar hacia la ventana, como si esperara ver avisos luminosos, y después adelanta el pie derecho, gira el torso a la manera de quien se dispone a dar un golpe de golf, y entierra la mano vacía en el vacío aire de la celda.

1938