viernes, 30 de diciembre de 2011

Notas para un veredicto

En un paredón descascarado y con la insignia política del PC, hay un esténcil de una mujer de los años `40 diciendo “chúpenla” en letras cursivas. Rosa Ceballos pasa por allí todas las mañanas después de barrer las calles. Con los ojos moretoneados. Llora para adentro. No quiere llegar a su casilla, no quiere ver a sus hijos. No quiere más al Roberto.

La sombra de su sombra la abandona, las manos turbias en su cuello, puños ebrios son su desayuno. “Quiero un desayuno americano”-pensaba- mientras recibía los acordes graves del instrumento más desafinado. Crecía, adentro, un solo de Mozart, volumen in crescendo, “escuché esto alguna vez”- dijo - y con la valentía que le valió la vida, le explotó la cabeza al Roberto con una pala de jardín.

“Chúpenla”- masculló- santificada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente. sos muy buena escritora. el blog es muy interesante y este cuento está muy bien escrito. saludos
nicolas aused