Si pudieras dormir de pie
en el fondo de la cama
junto al último almohadón acomodado
sería más prudente
la noche.
Si pudieras quizás
acurrucarte
como una bola felina
en mis pies descalzos
sería más caliente
el aliento
de la mañana.
Si cerraras tu boca
de un tirón
acorde a la palmada
en tu espalda
podríamos tal vez
encontrarnos en el mundo
de las sábanas
más seguido.
Te cuento que compré
pasajes para todo el año
y me hicieron un descuento
de invierno
por los lunares
de mi espalda
que cotizan valor
café, habanos y tinto.
En ese decidirme,
si mudarme al sillón
o de domicilio,
caigo en la cuenta
que se aproxima
la primavera
y mi cáliz adquiere
un color de interrogantes
¿ubbi sunt?
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