viernes, 22 de julio de 2011

Dormir de pie

Si pudieras dormir de pie

en el fondo de la cama

junto al último almohadón acomodado

sería más prudente

la noche.

Si pudieras quizás

acurrucarte

como una bola felina

en mis pies descalzos

sería más caliente

el aliento

de la mañana.

Si cerraras tu boca

de un tirón

acorde a la palmada

en tu espalda

podríamos tal vez

encontrarnos en el mundo

de las sábanas

más seguido.

Te cuento que compré

pasajes para todo el año

y me hicieron un descuento

de invierno

por los lunares

de mi espalda

que cotizan valor

café, habanos y tinto.

En ese decidirme,

si mudarme al sillón

o de domicilio,

caigo en la cuenta

que se aproxima

la primavera

y mi cáliz adquiere

un color de interrogantes

¿ubbi sunt?

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