lunes, 26 de noviembre de 2012

La conquista de la sed



En el tiempo de viaje
en la ruta entregada a los cuerpos
las curvas se continuaban al costado
del camino y eran árboles
y arbustos
y eran mantos rocosos
eran aves danzantes
Nosotros,

de pie, sentados, arrodillados
conquistamos la sed de la risa
No hubo lugar para el ceño fruncido
Y las curvas eran montañas robustas
como piernas cruzadas
de mujer
Feliz
Que quiso detener
el tiempo en cero
Y volver a viajar
sedienta entre el frío bajo cero
Y la cálida brisa de media tarde
¿Y si regresamos?
¿Corriendo por el río?
¿Escupiendo piedras?
¿Escamados, plateados como peces?
¿Contra la corriente?
¿Cuesta arriba?
Alcanzando la cima helada de esa montaña
preferida detrás de esa cascada
que nunca encontramos
pero que oíamos en silencio
detrás de nuestros pasos
cargados de hojas secas
y de guiños de ojos rojos de los troncos
que nos indicaban el camino
de ida
y de vuelta
y de irnos juntos
¿Y si esa soledad la trasladamos a acá?
En mi cama hay un espacio acuático
Pero … sabes?
Tengo miedo de esas sirenas
que me cantan, me cantan y me cantan
y quieren convencerme
de que no vas a volver
del agua transparente.

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