martes, 8 de septiembre de 2009

Otra versión del mito

Reiteración definitiva, una última vez más y su vientre que se desenrosca en un humo que la asfixia desde la infancia roja.
Era de esperarse la ira de Ariadna después del abandono de Teseo en las saladas orillas del ponto y era de esperarse que su vientre se desenroscara en un humo que la asfixiara y era de esperarse que Dionisio apareciera para arrastrarla a la piedra del templo, adueñándose de ella como un botín de ningún combate, como cautiva de ninguna batalla... y el vino espeso, púrpura, cayéndose desde sus comisuras y era de esperarse que la fornicara.
Ariadna enrojeció, jadeó, gritó, sintió...era de esperarse que pidiera con aladas palabras a la musa que inspirara más y más a Dionisio.

Minos divulgó lo puta que había resultado su hija pareciéndose cada vez más a su madre, Pasifae.
Minos divulgó la prohibición de la entrada a Ariadna al reino y la condenó a objeto carnal y humano de habladurías egeas.
Montada en cólera se sumergió en las aguas del mar y seduciendo a Poseidón, a cambio de su sexito rojo y joven, le rogó que destruyera a su padre.

Era de esperarse que Poseidón aceptara.
Minos perdió su corona, palacios, súbditos, una hija y una esposa.
Ocho reinos en liquidación que se desarman en una lluvia incomprensible, agotada y, por fin, verdadera.

1 comentario:

V. Onoff dijo...

"... sexito rojo y jóven"

Parece que Sarah Key anda de copas con Alessandra Rampolla.